dimarts, de setembre 27, 2016

Colección de apuntes 9

Apunte 9.
El romanticismo.
2000.


I.             EL ROMANTICISMO

El movimiento romántico deriva su nombre del gusto por apreciar y reivindicar los romances medievales, relatos llenos de aventura, emoción, gallardía y heroísmo, cuyas características formales eran más bien libres y espontáneos. Las obras medievales fueron descubiertas y admiradas y finalmente dieron nombre a todo un movimiento.

A finales del siglo XVIII en Occidente ocurrió en ciertos círculos de pensadores o creadores artísticos una violente reacción en contra del status quo intelectual reinante en la época. Historiográficamente se conoce al mencionado siglo como “El siglo de las luces”, la época de la “Ilustración”, momento en el cual se guardaron en gran estima, y se explotaron toda una serie de conceptos que tenían que ver con la posición privilegiada del hombre ante el resto del mundo. El racionalismo, el orden, el materialismo físico fueron ideas que tipificaron el pensamiento de varias generaciones. En la mentalidad dieciochesca sucedió el triunfo de la razón sobre la emoción, el cálculo sobre la espontaneidad, lo mundano contra lo celestial, emanando de Francia principalmente, las mentes de Occidente, por lo menos en los reinos y territorios económicamente más poderosos, se emprendió la sustitución del panteón de deidades antiguas, por uno de deidades novedosas. Los dioses y diosas concretos de la cristiandad eran sustituidos por entes más bien abstractos: la razón, la ciencia, el orden.

El marco teórico para la creación artística fue proveído por los teóricos nostálgicos de las maneras pre-cristianas, lo romano y lo griego. El arte, sumido en la cursilería y frivolidad de los últimos desvaríos barrocos, lo que ahora nombramos rococó, encomendó a las Academias la dirección de un nuevo arte, que pretendía ser Clásico en su esencia. El canon exigía orden, calma, armonía, balance, idealización. Las artes del tiempo también ingresaban a esta modificación, se escribieron poemas y versos a la manera antigua, se compusieron tragedias para interpretarse como recitativos. La mente tenía enfatizaría ahora el triunfo de las virtudes racionales, despreciando y negando todo aquello que tuviera un sabor estrictamente personal o individual.

Si bien el siglo XVIII exigía razón, el estilo de vida de la aristocracia era tan frívolo y absurdo como jamás hubiera poder sido, las clases dominantes vivían en un mundo extrañamente dual, razón y disparate. El Ancien Régime cayó tras la Revolución en Francia, mas las normas seguían con sus reglas estrictas, el Neoclásico fue el estilo apropiado en la nación gala, David se convirtió en el director de la Academia, y solamente aquellas reglas clasicistas funcionaban hacia dentro.

La reacción se manifestó negando los rígidos y despersonalizantes valores de la manía racionalista. Los subversivos prefirieron lo individual a lo colectivo, lo subjetivo a lo objetivo, lo irracional a lo racional, lo extravagante a lo rígido, la espontaneidad a la rigidez personal, la emoción a la razón. Estos artistas extravagantes se entregaron a la búsqueda de trascendencia a partir del individuo mismo, descubrieron el inconmensurable poder de la naturaleza y su sublime, perturbadora belleza. El desbordamiento de la pasión les atraía a los límites de la vida, iban más allá de su individuo, cayendo o resbalando en un abismo.

Los románticos buscaban enfatizar las emociones contundentes, y es posible encontrar una serie de obras que ilustren el espíritu de tales ideas.

II.           IDEAS ROMÁNTICAS

William Wodsworth (1800) definiendo la poesía:
“the spontaneous overflow of powerful feelings”

a)   Lo irracional

Johann Wolfgang von Goethe, Las cuitas del joven Werther (Die Leiden des jungen Werthers), 1774.

El prometedor joven Werther ha llegado a un poblado cuyo nombre desconocemos, aunque probablemente cerca de la zona del Ruhr, cae perdidamente enamorado de una hermosa doncella, la conoce en un baile comunitario, y desde entonces no le es posible sacarla de la mente. La mencionada mujer, Carlota, está comprometida desde hace tiempo. El joven Werther corteja y pretende a la dama, mas ella ya tiene compromiso. Werther se va y toma una posición acomodada en el contexto de la diplomacia. El joven enamorado había sido un mar de sensibilidad, amante de la naturaleza, de la poesía, el Werther profesional es rudo de maneras, insolente, indómito. Regresa al lugar donde ahora reside su amada ya casada, ella ama a Alberto, su pareja, sin embargo, también tiene sentimientos hacia su antiguo pretendiente. El marido no se muestra aprehensivo de la presencia de semejante personaje, aun así tolera la situación. Carlota no tiene el coraje para alejarlo de su vida. La pasión de Werther es incontrolable, ama ciegamente a aquella mujer empero, no puede ser correspondido. Hacia la Navidad Alberto se ausenta, Carlota le exige a Werther que no le visite durante la ausencia de su marido, sin embargo, él no cumple aquel ruego, ella lo confronta y le reclama su insolencia. Juntos realizan una lectura de la traducción de Werther sobre Ossián, Carlota no puede más, entre besos, abrazos y sollozos le indica que es la última vez que le permitirá verle, se da la media vuelta y encierra a piedra y lodo la dependencia en la cual se esconde. La lectura de Werther se refería a la muerte del amado, se prefigura su destino. Alberto regresa y se encuentra con una petición del despechado enamorado de tomar en préstamo sus pistolas so pretexto de una cacería, Alberto acepta con gusto y alivio y le envía sus armas. Por la tarde Werther se ha quitado la vida.

Werther se ha entregado al abismo por que sin el amor de Carlota no podía vivir. El protagonista es un joven apasionado, entregado al sentimiento, amante de la naturaleza, de espíritu libre y desenfadado, mas marcado por la marca indeleble de la tragedia que significa no ser correspondido, si no se consuma su amor, Werther prefiere morir. Es de recalcar que se le atribuyen muchos suicidios a la lectura de esta novela.

b)   Lo sublime

Caspar David Friedrich, Viajero sobre un mar de niebla, ca. 1818, óleo sobre tabla, 94.8 x 98.8 cm, Kunsthalle, Hamburgo.

Se puede advertir que existe un eje central y en un triángulo compositivo. El autor ha plasmado en la composición a un hombre, mismo que nos da la espalda; ha escalado a una cima rocosa y observa rumbo al horizonte, hacia delante observamos un mar de niebla que se desplaza con el viento, destacan varias cimas rocosas, en la profundidad notamos montañas y nubes más altas. El tipo de pincelada es más bien linearista con el uso de esfumado y veladuras en toda la composición, la paleta del pintor incluye el amarillo, azul, verde, blanco y pardo. Es un misterio saber que es lo que exactamente observa el protagonista, un hombre  que se presenta ante la inmensidad de la naturaleza, ante la soberbia presencia de  lo inconmensurable. Friedrich también pinta desde adentro, no únicamente nos presenta un paisaje profundamente inquietante, sino que nos sitúa en un contexto espiritual, la naturaleza no contiene en él únicamente elementos objetivos, la composición es una alegoría de algo mucho más grande, mucho mayor que la vida misma del artista. Se reconoce como un ente individual, que no se integra al todo de la composición, que se desapega de su supuesta identidad.

c)    Lo trascendental

Ludwig van Beethoven, Sinfonía N° 9 en re menor, Op. 125, Coral. Texto de Friedrich Schiller.

Desde 1817-18, Beethoven ya tenía algunas ideas o fragmentos de lo que a la postre se convertiría en la Novena Sinfonía, pero es de aclarase que no comenzó a trabajar en el opus completo sino hasta 1822, labor que le ocupó hasta 1824. Fue interpretada por primera vez, y con resonante éxito en el teatro Kärntnertor de Vienna el 7 mayo de 1824; precedida por una overtura y la parte de Kyrie, Agnus Dei y el Credo de su Missa Solemnis. Para esta fecha su sordera era ya absoluta, por lo que la dirección de orquesta corrió a cargo de Michael Umlauf.

El impacto de esta obra sobre el Geist de Occidente podría afirmarse no tiene paralelo en la Historia, pocas obras se han convertido en un evento por sí mismo, o han sido tan aclamadas o celebradas como es la Novena.



El trabajo de la Novena requirió una concepción de muchos años y por supuesto en el convergen los avances, triunfos e innovaciones de la música hasta su momento. De la misma forma, pocas obras podrían sentirse tan ligadas a la biografía de un artista como es la Novena.

Desde su juventud, Beethoven había entrado en contacto con el texto, obra de Friedrich Schiller. Se tiene la referencia que ya en 1815, el compositor había realizado el bosquejo de una fuga con el tema de An die Freude. Para 1823, la construcción de la sinfonía ya era un hecho, y de hecho ya contaba con el primer movimiento, el resto de la obra probablemente ya estaba bosquejado, pero en la cabeza de Beethoven.

An die Freude’ de Schiller

El poeta la escribió entre octubre y noviembre de 1785, en Loschwitz, y en su momento más bien era una celebración en el contexto de la embriaguez del vino, hacia 1803 volvió a publicar su poema con modificaciones que después utilizaría Beethoven para su sinfonía. Beethoven la conoció desde su primera publicación y se prendió de ella hasta dar como resultado su obra máxima.

Beethoven hace el llamamiento a todos los hombres a hacerse uno de manera que cohabiten como hermanos a los ojos del Creador, nos repite ideas que le son caras a los hombres ilustrados, mas ahora Beethoven extiende su llamado a todas partes, festejando la alegría y la libertad en una sola pieza. ¿Os avalanzaos, millones? Llama a la humanidad a desligarse de las rígidas costumbres y así celebrar los maravillosos dones de la alegría, Alegría, ¡hermosa chispa de los dioses! Un hombre sordo y atacado por infinitos problemas físicos busca en su más profundo interior y descubre su grandeza como individuo, cuando aparentemente ya no tenía los medios para percatarse de los mismos.

Symphonie Nr. 9, d-moll, Op. 125,

O Freunde, nicht diese Töne!
Sondern laßt uns angenehmere
anstimmen und freudenvollere!
Freude!
Freude, schöner Götterfunken,
Tochter aus Elysium,
Wir betreten feuertrunken,
Himlische dein Heiligtum.
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brüder,
Wo dein sanfter Flügel weilt.
Wem der große Wurf gelungen.
Eines Freundes Freund zu sein,
Wer ein holdes Weib errungen,
Mische seinen Jubel ein!
Ja, wer auch nur eine Seele,
Sein nennt auf dem Erdenrund!
Und wer‘s nie gekonnt, der stehle
Weinend sich auf diesem Bund!
Freude trinken alle Wesen
An der Brüsten der Natur,
Alle Guten, alle Bösen
Folgen ihrer Rosenspur.
Küße gab sie uns und Reben,
Einen Freund geprüft im Tod,
Wollust ward dem Wurm gegeben,
Und der Cherub steht Gott.
Froh, wie seine Sonnen fliegen
Durch des Himmels prächt’gen Plan,
Laufet Brüder eure Bahn,
Freudig wie ein Held zum Siegen.
Seid umschlungen, Millionen!
Diesen Kuß der ganzen Welt!
Brüder, überm Sternenzelt
Muß ein lieber Vater wohnen.
Ihr stürtz nieder, Millionen?
Ahnest du den Schöpfer, Welt?
Such ihn überm Sternenzelt,
Über Sternen muß er wohnen

Sinfonía N° 9, en re menor, Op. 125,


O amigos, ¡no estos sonidos!
Sino dejadnos entonar otros más placenteros y más llenos de alegría
¡Alegría!
Alegría, hermosa chispa de los dioses,
Hija del Eliseo,
Llenos de ardor entramos, celestial,
A tu santuario.
Tus encantos unen nuevamente,
Lo que la moda rigurosamente dividió;
Todos los hombres en hermanos se convierten,
Donde tu suave ala pasa.
A quien la fortuna le ha otorgado
De un amigo amigo ser,
Quien a una noble dama ha ganado,
En el regocijo permitidle tomar parte!
Sí, incluso si tan solo hubiera un alma
Para él en todo el mundo!
Y aquel nunca ha conocido esto,
Dejadle robar llanto de nuestras filas!
Alegría beben todos las especies
Del seno de la naturaleza,
Todos los seres, buenos y malos
Su camino de rosas siguen.
Ella nos dio besos y sarmiento,
A un amigo leal hasta la muerte,
El gusano fue dotado con placer,
Y el querubín se encuentra ante Dios.
Alegre, como sus soles vuelan
A través del espléndido mapa celestial,
Corred hermanos, por vuestro sendero,
Alegremente, como un héroe a la victoria
¡Abrazaros, millones!
Este beso es para todo el mundo!
Hermanos, sobre el manto estelar
Un amoroso padre debe habitar.
¿Se avalanzan, Millones?
¿Percibes al creador, o mundo?
Búscalo allá en el manto estelar,
Sobre las estrellas debe Él vivir

* Las primeras tres líneas, comenzando con O Freunde...! son de autoría de Beethoven, no de Schiller.


BIBLIOGRAFÍA

A.A.V.V., Del Barroco al Neoclasicismo, Könemann, Francfort, 1995.

A.A.V.V., Encyclopaedia Britannica Online, http://members.eb.com/

GOETHE, Johann Wolfgang von, Werther y Fausto, Colección Sepan Cuántos, Porrúa, México, 1995.

 JOHNSON, Paul, The Birth of the Modern: World Society 1815-1830, Pocket Penguin, Londres, 1992.


WELLEK, René,  Concepts of Criticism, S.G. Nichols, Estados Unidos, 1963.